domingo, 24 de marzo de 2013

La Nausea

Al volver al bulevar de la Redoute, solo me quedaba una amarga pena. Me decía: "Quizá no haya nada en el mundo que me interese tanto como este sentimiento de aventura. Pero viene cuando quiere; y se va tan rápido, me deja tan agotado. ¿Me hará estas breves visitas irónicas para demostrarme que he frustrado mi vida?"
Detrás de mí, en la ciudad, en las grandes calles desiertas, un formidable acontecimiento social agonizaba en la fría claridad de los faroles: era el fin del domingo.

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