domingo, 30 de junio de 2013

Café

Ella estaba preocupada por sentirse perdida. Sin recalcar mucho mis palabras, como diciéndolas para mi mismo, y sin mirarla directamente, observando por sobre su hombro le dije que ese no era el problema. Que estar perdido no es mas que la oportunidad de volver a encontrar un camino, y que debía tomarlo como una oportunidad. Recuerdo que se quedó callada pensando y yo no dije nada mas. Esos minutos que pasaron mientras estábamos en silencio, ese instante, sirvió para comprender que una amistad estaba naciendo entre nosotros.
Volví a hablar, esta vez para alabar las medialunas que servían en ese café. Ella dijo que sí, pero su voz ya no sonaba como antes. Algo dentro de ella había cambiado; en consecuencia, mi percepción de ella también lo había hecho.

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