lunes, 10 de junio de 2013

Espera

-Que la inmensidad del tiempo fue una invención propia para justificar su existencia. Eso es lo que trato de decirte-, dijo en un grito ahogado por el odio. - Nunca nada de lo que puedan hacer perdurará; se mantendrá algún tiempo sí, pero sucumbirá finalmente a la erosión de elementos tan naturales como el viento, el agua y la arena.-
 

Luego de escuchar sus palabras se desvaneció con la corriente de aire que arrastró las hojas que ahora volaban frente a la mesa del bar. Hojas de roble, de álamo y de cipres que se contorneaban marcando un ritmo que parecía caos, pero que era el ritmo propio de las hojas flotando al viento. Volví a concentrarme en el libro. Seguí esperando que ella viniera dando sorbos al café y aguardando las señales del mundo circundante.

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