domingo, 8 de abril de 2012

El escritor perseguido


Escribir me demanda hoy un esfuerzo muy grande, quizás, que no estoy dispuesto a hacer. Es raro. Generalmente se me ocurren dos o tres ideas en el día , que al final termino entrelazando y siempre algo queda. Sin embargo, creo que hace mas o menos una semana, ese proceso se cortó.

Primero fueron amainando las ideas, se hacían mas esporádicas y no tan claras. No identificaba en esos pensamientos el poder de una idea creativa a la hora de escribir.Después, se fueron las ganas. En mis altibajos creativos, siempre mantuve las ganas de escribir cualquier cosa. Lo que me imaginara. Algunas cosas se publicaron y otras, las mas, están ocultas en una carpeta en mi computadora. 

Extraño, por decirlo de alguna manera, mi computadora anterior. Tengo muchas cosas escritas de otra época, cuando me sentía distinto. Tal vez era distinto. Cambie mi estilo al hacer un quiebre forzado por circunstancias externas que no vale la pena mencionar. No es que la pena valga para ese caso, estoy convencido que nada que genere pena vale para algo a un nivel general.

El punto es que dentro del cambio de aquel momento, y el que de alguna manera inconsciente estoy haciendo ahora, los picos de creatividad fluctúan mucho. Demasiado para mi gusto y estando en proceso de tener que entregar papeles a mi editor las cosas se complican aun mas. De liberar ideas y escribir varias cosas por día, en una semana pasé a las pocas ideas y las nulas ganas de redactar algo. No es una cuestión de conformidad con lo escrito, para nada. Es mas bien la capacidad de poder terminar algo, de ir mas allá de las primeras lineas sin quedarme con un espacio en blanco.

Paralelamente, una cuestión ronda mas que nunca últimamente. Por supuesto que llamarla a ella una cuestión es insultante para lo que en realidad significa, pero no puedo encontrar otro adjetivo que no la magnifique por sobre los limites. Ese es un tema. No está y siento que me falta. No suelen pasarme esas cosas. Tolero muy bien las ausencias.

C se fue hace dos meses. Y puedo decir que se llevó mucho mas que su persona. Sé que muchas veces se considera normal este tipo de decepciones. Pero es algo para lo que uno nunca deja de estar preparado. Diría que saber un posible desenlace, pero creer en algo que nos haga feliz, aunque sea una mentira, es parte de nuestra naturaleza humana y eso es , de alguna manera, mentirnos a nosotros mismos.

Ella se desplaza como un eco por mis sueños. Encuentro eso casi desesperante. Despertarme a mitad de la noche acordándome de ella es un rasgo importante de lo que (me)pasa y afecta mi no capacidad de escribir. Si quieren ver una imagen de la desolación, véanla en un hombre que se despierta llorando porque soñó con la que el consideraba era el amor de su vida. Los recuerdos pueden ser un arma mucho mas efectiva que el presente, por el simple hecho que no podemos controlar cuando llegan a nosotros y nos demandan que pensemos en ellos.

La mayoría de las personas asociamos algo material a algún recuerdo que nada tiene que ver con algo físico. Así, una taza de Pink Floyd puede recordarnos al gran amor de nuestras vidas.


Mi historia, la que escribo, asocia un libro y un autor a diferentes etapas cada una de ellas signada por una persona en mi vida. El principio fue en un paseo primaveral con M. Curiosamente M se llamaba igual que M de quien me estaba separando. A las pocas semanas de la separación y entrando en la etapa en la que cortaba con el exterior para encerrarme en mi mazmorra de culpa y angustia vi a M. Hicimos un viaje y pasamos una tarde juntos hablando de nuestros recientes problemas. Fue una salida de amigos, pero, por que negarlo, M me gustaba. De hecho lo hizo desde que la conocí en mi adolescencia. Aunque nunca pasó nada entre nosotros, y me alegro que haya sido así, ese sentimiento se prolongó bastante en el tiempo hasta que desapareció dejando lugar a una intermitente pero bonita amistad correspondida.


Caminando entre artesanos y anticuarios, entre turistas y candombe, encontré un puestero que vendía libros usados y compré dos. El libro de mis sentimientos en cuestión era novedad. Se había editado hacia poco tiempo, por lo que encontrarlo a casi mitad de precio me sorprendió. También el por qué me fije en él es algo que tiempo después aún me pregunto. No había leído nada del autor ni me lo recomendaron. No tenia idea. Supongo, visto desde ahora, con la perspectiva y claridad que el tiempo le otorga a los hechos pasados, que fue por el titulo que mezclaba dos elementos en una frase musical, que hacia referencia a una banda y a la vez a un genero y a la vez a una canción, todos de diferentes épocas, países y estilos. Ese titulo era un universo en si mismo. Y fue esa complejidad la que ahora entiendo esperaba en los hechos que vendrían a ocurrirme en los próximos años.

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