Vayámonos lejos
preferiblemente en bicicleta,
para quedarnos cerca
abrazados.
Busquemos atardeceres,
mediodías,
amaneceres, anocheceres,
lunas llenas.
Luces y sonidos.
Soñemos que podemos
ser felices,
amarnos,
reirnos.
Moldear el tiempo
y el espacio
con los dedos del otro
en los cuerpos propios.
Volvamos
y contemos a los demás
que volamos y
nadamos.
Descubramos eso
que tenemos dentro
y que tanto nos
gusta del otro
aunque
aun no lo sepamos.
Aun.
Y aunque
no lo sepamos
nunca.
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