sábado, 19 de noviembre de 2011

Escritores muertos y la entrada de Pearl Jam**

Me levante con una extraña sensación en la cabeza. No era un dolor ni algo molesto; tampoco podría decir que era placentero. Mas bien parecía que tenia algo adentro, lo podía sentir en la frente por sobre el ojo izquierdo.
Mientras calentaba el agua para el café me senté frente a la mesa. Inmóvil, era incapaz de pensar en otra cosas que no fuera esa sensación que con el correr de los minutos se iba transformando , y bajando desde la cabeza hasta el pecho, hasta el corazón. 

Tuve la sensación de despertarme dentro de un pozo. Pero este pozo era en realidad mi mundo cotidiano. Desde el fondo podía ver únicamente hacia afuera. Alrededor mio la oscuridad no dejaba ver ni mi propio cuerpo. Tuve que recorrerme con las manos para saber que mi mente no se había separado de la carne que me sostenía y me conectaba sensorialmente con el afuera. 

Desorientado como estaba intenté buscarle alguna explicación. No sentía el aroma del café haciéndose y la idea de que estaba en el fondo de algún lugar oscuro fue acrecentando. - Quizás el pozo era forma simbólica de entender mi vida. Tal vez todos tenemos un pozo donde nos refugiamos del exterior-, pensé. -De hecho, tenemos que tenerlo. De lo contrario seriamos erosionados constantemente por las fuerzas de lo exterior.- 


***

Intentaba explicarse a si mismo que ese lugar donde se encontraba formaba parte de él. Que era una especie de santuario, la ultima frontera de la intimidad de su ser. 

Angustiado por no poder interpretar lo que le pasaba, tomo rápido un café que al que no le sintió sabor alguno.  Quiso abrir las ventanas para que entrara algo de sol, pero no pudo. También la puerta se mantuvo cerrada a pesar de sus intentos de abrirla. Desesperado, marcó varios números en el teléfono pero ninguno respondió. 

El fondo de un pozo puede ser un lugar agradable para  vivir si se elige hacerlo, si es parte de una acción consciente. Pero en este caso, era una consecuencia inesperada de algo impensado,algo ínfimo que había trastocado su ser. La sonrisa que tanto le gustaba se había cerrado paro no abrirse, para él, nunca mas. 

***

Tuve el recuerdo de Lucía, del día en que supe que era el momento de dejar de verla. 

Iba caminando por el costado del mar. La rambla estaba muy linda esa tarde. Si bien no había sol, una brisa suave traía la presencia del mar a mis sentidos. La nubes que cubrían el cielo abstraían a toda persona y toda construcción de ellas, el ruido era imperceptible mas allá del agua.

Salí de la casa de Lucia después de haberme quedado ahí la noche anterior. Caminando mientras miraba el mar me di cuenta de dos cosas. La primera era que venia viendo a Lucia hacia ya dos años y nunca supe mucho de su vida. Lo que conocía eran los aspectos exteriores de su personalidad. Era callada, le gustaba dibujar y leer poesía. También que tenia una capacidad que la hacía distinguir lo bello de entre lo cotidiano. Como si en medio de una ciudad plástica y metálica pudiera encontrar un jardín de flores que pasara inadvertido para todos. Eso me gustaba.

Cuando recién nos conocimos íbamos a un lugar en la playa donde no había gente. No hablábamos mucho. Nos abrazábamos y mirábamos el ir y venir del agua. Sentía un olor en ella, como se suele sentir en las plantas que tienen sus raíces en la tierra, y no en las macetas. Nunca llegue a entender el por qué de eso.

La otra cosa que descubrí era que también me gustaban mucho sus libros. No entendía porque , ademas de por querer estar “con” ella, sentía necesidad de ir a su casa y buscar entre su biblioteca. Me dí cuenta que ella y sus libros eran como un refugio. Un lugar donde ir cuando no me sentía cómodo en otros lados. Quizás fuera algo mio, pero estaba convencido que tenia que ver con “algo” en ella. Era su olor , sus libros y su sonrisa. Si cada libro es un pequeño universo simbólico, la suma de cosas que se les agregaba solo por pertenecer a Lucía, por ser mirados con atención, tocados, hacían que se transformaran en universos reales. Lugares para vivir.

Al instante, pensé que no queria ser el inquilino de un lugar que no era el mio. Lucía siempre iba a ser ella. Nunca podría yo lograr llegar a entenderla y a compenetrarme mas allá de la admiracion que sentía. Viviría eternamente enamorado de ella.  

** Vamos. Pez.¡Viva Pez!

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