domingo, 20 de noviembre de 2011

Antropología del amor

En África central, en la zona que en la actualidad comprende la frontera entre la República del Congo y Gabón, existe la tribu de los Moboate. Es un pueblo agricultor que junto con los Bakongo poseían uno de los sistemas sociales mas avanzados de todo el continente.


A mediados de la década del 70, el antropólogo sovietico Aleksei Karsimov hizo un descubrimiento asombroso. Realizando un trabajo de observación participante etnográfico, desentramó parte del complejo universo de significados culturales de los Moboate.


Dentro del contexto de las relaciones personales, cada individuo era libre de convivir o mantener relaciones con otros miembros de la comunidad. A partir del momento en que se considerase que un hijo debía abandonar el hogar, la familia autorizaba esta partida. El destino de este hijo podía ser dentro de otra familia mas numerosa o creando la suya en pareja. Lo que Karsimov descubrió es que cada cierto tiempo la tribu, reunida ante el fuego y la palabra de los ancianos separaba una pareja. Con los ojos vendados los llevaban a la selva y los dejaban separados sin agua y sin comida.


Explica Karsimov que para los ancianos, la pareja había alcanzado tal nivel de complementariedad que debían ser separados para que pudieran encontrarse nuevamente. Los Moboate creían que si dos personas cruzaban el umbral de una buena relación, se enamoraban y que para darle alimento a esa relación no bastaba con los alimentos del mundo normal. Debían desearse en medio de la desesperación y la búsqueda de mantenerse con vida en medio de la selva. Si se encontraban debían regresar juntos a la aldea. En caso de que llegara uno solo, no seria recibido por la tribu y era enviado al exilio. Para lo Moboate, el amor era cosa de todo o nada. Sostenían que si existía una conexión  ambos se iluminarían como faros en medio la oscuridad y podrían soportar las condiciones desfavorables y regresar juntos. Los que lo hacían eran recibidos en medio de celebraciones que se extendían por siete días y siete noches. El numero siete, era el de mejor augurio para los Moboate. 


Otra recompensa que recibían los amantes era ganar el derecho de reemplazar a algunos de los siete sabios en caso de que alguno de estos falleciera. Pensaban que no solo la sabiduría era producto de la experiencia y los años. También era posible al haber alcanzado la iluminación del amor.



Viktor Tupolev para Cторінка 12

0 comentarios: