viernes, 10 de diciembre de 2010

Soldati

Marx tenía razón, mucha razón. Entre todas las cosas que previó me permito rescatar la afirmación de que el capital transforma en mercancia al propio ser humano. No tengo ninguna duda al respecto, de hecho creo que es una verdad ad hoc.
Consecuencia de que el hombre sea un mercancia más en un mundo que se mueve al ritmo del capital y de la violencia para resguardarlo, el derecho es fiel reflejo del sentido común capitalista. Nos encontramos con que el derecho a la propiedad y el derecho a la libre circulación chocan cada vez con mas frecuencia con el derecho a la vida digna. Pero tambien con el derecho a la vida en sí.
Que Macri intente culpabilizar a los inmigrantes bolivianos y paraguayos de su triste gestión en la ciudad no sorprende. En realidad Mauricio es la viva imagen, mejor dicho, la viva expresión del mediopelismo argentino o sentido común fachistoide, que tan profundamente tenemos impuesto desde la historia que nos proclama como libertadores-superiores del resto de América. Yendo al ejemplo, no es casualidad , si no mas bien sintomatico que hablemos despectivamente de chilenos, brasileros, uruguayos, bolivianos, paraguayos y peruanos.
La buena historia nos dice que la inmigración que vale es la de los europeos de la cultura del trabajo. Así, en las opiniones de oyentes de muchas radios se multiplicaron comentarios sobre la buena predisposicion de tanos y gallegos,etc al trabajo y al esfuerzo, ya que llegaron con una mano atras y otra adelante y pudieron salir adelante sin pedirle dadibas al Estado ni tranzar con punteros por el chori y la coca. En cambio, ahora el coreano te vende carne podrida, el boliviano es narco, el paraguayo es chorro. Pero la sociedad argentina no es xénofoba. Es todo folklore. Cuando pasa en las canchas la xenofibia es parte del juego y merece una nota de color en los medios.
La cosa hasta ahora viene siendo mas o menos una descripción de lo que pasa en nuestra tolerante relacion con el otro cultural. Pero al otro se le ocurre hacer algo que rasga el velo de nuestra santa tolerancia. En algún momento, desgraciado que será reprimido, el otro da sañales y se nota su presencia. Que hijos de puta, no se bancan ser usados y explotados por empresas e individuos, no toleran la inacción-complicidad estatal que los subyuga. No , los muy mierda quieren encima vivir dignamente. No les alcanza con trabajar en negro y ser explotados, cargar con el estigma de que los golpeen patotas en la calle. Se dan el lujo morder la mano de la sociedad argentina que abre las fronteras y les permite entrar al bondadoso y abundante país de la carne, los gauchos y la represión.
Cuando ellos, extranjeros o argentinos de rasgos similares, reclaman, cuando el otro que se tolera porque no se ve aparece, estalla el conflicto. ABC posmo-neoliberal. Con el coflicto y el ruido mediatico, el asunto se expande como ecos sobre la superficie del agua. Desde el epicentro politico se baja linea, desprendiendo las responsabilidades del propio aparato estatal y las olas estallan en el muro amarillo de la prensa que se ve llamada a su juego. La culpa es del otro. O como victima , o como propio actor responsable, conciente y por lo tanto gustoso, que acepta la naturalidad de su condicion de oprimido que se merece lo que tiene.
Pero lo caracteristico del discurso es que centra en el otro la causa de la violencia. Aquellos son los que (nos)perturban el espacio que es, paradojicamente, publico. Como es de publica propiedad, puede estar en desuso, abandonado, puede ser dispuesto como desarmadero contaminante de napas freaticas, pero eso es tolerado por nosotros. En cambio si ellos pisan nuestro espacio, nuestro accionar pasa a ser el de la enumeracion de los derechos y garantias que tenemos sobre esa propiedad publica.
Las muertes quedan como anecdotas de una batalla entre opuestos. Los derechos de unos valen mas que los otros. La posesion de algo transmite seguridad en este mundo loco que hacemos dia a dia. Si ya no tenemos nuestra relación fetichista con la cosa, nos sentimos invadidos y la sensacion es de inseguridad. La perdida significa que otros ganaron y eso enfurece mas. Hay violencia verbal contra el otro que padece la muerte de un familiar en causas desconocidas que quedan al margen por no pertenecer al club de buenos vecinos. Es la muerte de un ciudadano de nacionalidad X. Lugar para la cronica policial y para que los periodistas que recien arrancan practiquen el relato cronologico. Mientras, en la calle los vecinos se organizan y planean una marcha para que se ejerza mas presión sobre los usurpadores. En ese momento en Ciudad Gotica, ya han olvidado el rol represivo de la policia y su implicancia en las muertes de dos personas y las heridas de otras.
El no lugar no es un campo de enfrentamiento entre las antípodas del sistema. Los argentinos no somos racistas e intolerantes. Rodriguez Larreta se tento de decir que hasta tiene amigos bolivianos. La izquiera encontró otra causa por la que hacer juntas y banderas de repúdio. Mientras, la no gente sigue usurpando el lugar publico de la gente y los medios trasmiten in situ llevando el drama a las mesas a la hora de la cena. La historia vuelve a repetirse como farsa.

Felíz día de los Derechos Humanos.

1 comentarios:

maria turner dijo...

Hay un capitulo de dibujitos yanquis de personas de color amarillo en el que el alcalde no puede responder a las peticiones del pueblo, entonces sale y culpa a los inmigrantes de todo. Es tan facil culpar a los que no tienen voz...