domingo, 19 de diciembre de 2010

Algún río y algún septiembre

Me atrae y puedo pasar horas en silencio contemplandolo. Veo los peces, siento el viento, juego al imaginar cosas que me inspiran las ondas que el movimiento del agua hace.
Pienso que no solamente es el agua. Tambien el olor a rio, mezcla de humedad, tierra y hierbas. Me gusta y me atrapa.
Hoy desayuno sentado en un muelle, con mate y sacando fotos. Siento el viento que me da en la cara y me trae recuerdos de un viaje que hice el año pasado. Buenos recuerdos de cosas que ya no estan. Pero estoy yo aca, y me siento feliz porque todo esto me hace tener sensaciones. No soy una estatua. Tuve miedo de serlo, de convertirme en uno mas de esos seres inmoviles y duros.
La naturaleza me llama para que reflexione, la ruta me invita a recorrerla y la gente me cuenta historias propias y de lugares que motivan mi curiosidad.
Me asombra la cantidad de cosas que puedo descubrir en una mañana soleada, con nubes que se mueven a paso rapido, con perros que juegan entre ellos y chapotean en el agua, con gente que pesca. Tanta simpleza me conmueve, que facil que uno puede ser feliz. Todos aca lo son, las parejas, los chicos que corren y gritan.Todos. Expresan su con sus cuerpos la alegria que llevan.
Cuando me acuesto en la madera y dejo el mate de lado cierro los ojos. Todavia no puedo lograr escribir lo que siento en ese momento. Todos mis sentidos interpretan las caricias del viento y lo penetrante del aroma. Los pajaros cantan posados en los arboles de la vera. El ruido de la alegrÍa humana.
El río es así, se lleva algunas cosas corriente abajo, pero siempre nos trae algo que nos hace mejor.

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