domingo, 29 de agosto de 2010

Domingo

Finalmente las malas lenguas decian la verdad. Habian predecido el final para estos dias con una precision increible. Algunos, todavia aferrados a la negacion, se contentaban con presentar pruebas y debatian con los que lo confirmaban: se habian muerto los domingos.
Por esas cuestiones que nunca vamos a entender completamente, se aceleró la rotación de la tierra lo que hacia que los dias fueran mas cortos. Esto obligó a sacrificar un dia para poder seguir con la rutina de nuestra industrial sociedad. Reunidos, politicos y empresarios decidieron que el domingo era el dia a eliminarse para que el resto conservara sus 24 hs.
La pena fue terrible. Ya no hubo mas futbol, ni pastas en familia, ni asados con amigos. Tampoco dormir hasta el mediodia, y ni pensar en tener relaciones duraraderas para las cuales no habia mas tiempo. Se prohibio el mate y la cerveza, el vino y la musica para no motivar la insurreccion. Se obligó a que la gente dejara de ser feliz, de sentir.
De a poco fueron aumentando las ventas de los medicamentos para la ansiedad y para mejorar el sueño. Al mismo tiempo decayó la presencia de sonrisas, de flores y de abrazos, de caricias y el utopiometro fue pasado a retiro, ya no registraba actividades. Las ventas en los shoppings tambien subieron, asi como las ganancias. Las perdidas nadie las registró.
A los que mostraron en algun momento sintomas de resistencia se les prescribió realidad. A los que querian luchar se les recetó acatar y tomar la mala nueva como la irreversibilidad de lo natural.
El gobierno creó un grupo , que luego fue denominado extraoficialmente “embalsamadores de domingos”, para borrar toda huella del pasado. Asi, salian a patrullar las autopistas de los recuerdos. Uniformados de negro, con un brazalete dorado, perseguian y destruian toda costumbre o memoria de los buenos tiempos. La politica oficial era el olvido y la adaptacion a lo nuevo era la educación a expandir. Con ese proposito se abrieron miles y miles de centros donde el alcohol era legal y se suministraba a los concurrentes dosis excesivas, al tiempo que se lanzaban mensajes subliminales de autoconvencimiento. Facilitar el olvido era ley, imponerlo era obligacion.

Escuché por ahí que hubo un grupo de gente que se resisitió, que no quiso hacer del olvido su forma de vida. Dicen que se fueron al monte y que tienen mucho animales, que hacen vino y musica artesanales, que sembraron yerba y felicidad. Que cambiaron las reglas que les habian impuesto, se quitaron lo trajes y corren descalzos. Se rumorea que ellos son felices.
Lo que mas miedo da a la sociedad es que se estan preparando. El viento susurra que estan por llegar y que son muchos, que la revolucion es inivitable. Bajarán con armas nuevas y poderosas para las cuales no hay defensas: una sonrisa y un abrazo por cada uno de ellos.

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