miércoles, 18 de julio de 2012

Viva La República

El panorama no podía ser mas complicado, Josú Ibandagueira era un nacionalista vasco francés, y en ese momento ser lo que él era se trataba de la suma de todos los males que la nueva república falangista quería combatir. Frente al pelotón de fusilamiento, como ultimo deseo, pidió una bota de vino y bebió derramándose el vino sobre el pecho, luego arrojando la bota sobre un costado, desafió a los soldados:-acordaos de este hombre que hoy están matando. El recuerdo de mi muerte vivirá con ustedes-.

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La dictadura del general Franco se afianzó luego de terminada la guerra civil en abril de 1939 (comenzada entre el 16 y 18 de julio de 1936). Los últimos focos de la resistencia dieron combate en el norte del país, siendo Cataluña, el País Vasco y Asturias, las provincias mas combativas y ultimas en caer. Después se desató en todo el país la maquina de represión y persecución de los republicanos: miles de exiliados, torturados y una cifra aun no reconocida de desaparecidos. Como Josu Ibandagueira los miles de anónimos fusilados pujan hoy por un reconocimiento histórico que está pendiente. 


Para entender el inicio del conflicto hay que contextualizar la situación española en la década del 30. España venia de la dictadura conservadora y católica de Primo de Rivera arrastrando una fuerte contradicción ideológica entre las clases dirigentes y los trabajadores urbanos y rurales. Minifundios y latifundios se dividían la posesión de la tierra en el norte y el sur respectivamente. El norte industrial y el sur agrícola, dominado por sectores que pensaban en la unidad dentro de la imposición de los intereses particulares. Así se conformaba el mapa económico español. En el plano ideológico la influencia anarquista y socialista era fuerte desde el siglo XIX y tomando parte esencial en la formación de las ideas de la Primera República Española (1873 a 1874) que cerró su corta vida con la restauración de la monarquía borbónica tras un periodo de guerra civil después de la renuncia al trono de Amadeo I.


En el ámbito de la política exterior los fascismos europeos estaban en alza. Tanto Hitler como Mussolini estaban establecidos en el poder y este dato no puede ser dejado de lado. De manera consciente o no la anexión o la resistencia española comenzó a tomar tintes de lucha absoluta, de polarización -hoy palabra de moda- que no contribuyo a calmar la tensión ideológica. En este sentido es interesante agregar un actor mas al análisis: la iglesia católica.
¿La guerra de España es una guerra civil? No; una lucha de los sin Dios [...] contra la verdadera España, contra la religión católica."
Conservadora y tradicionalista, con grandes beneficios económicos, culturales y sociales, la iglesia española ejercía un poder casi medieval. De carácter profundamente reaccionario arengaba por un nacionalismo de ultra derecha que mantuviera la unidad territorial y religiosa de un Estado con múltiples variantes culturales, diferentes orígenes y requerimientos futuros muy disimiles. Está claro que esta posición tampoco ayudaba al concilio. 

Desde el comienzo formal de la Segunda República, en 1931, la dirección del país cambio de derecha a izquierda. Al estallar la Guerra Civil en 1936, el gobierno estaba en manos del Frente Popular, una coalición de posiciones marxistas, anarquistas, socialistas, nacionalistas liberales, demócratas y un gran abanico de movimientos sindicales. A la larga, con la guerra en marcha, estas diferencias sobre todo las que había entre comunistas y socialistas es vista como un condicionante de la derrota por muchos historiadores, dando por ejemplo a este hecho la responsabilidad de la caída de Barcelona en manos falangistas. A pesar de estas posibles causas, la superioridad en cuanto a logística, poder de fuego y organización militar estaba del lado de los fascistas. Si bien el corazón muchas veces es substituto de las condiciones técnicas, en el caso de la Guerra Civil solo hubiera podido alargar la contienda que tenia un claro ganador en el campo de lo real. Esto no quita la heroica resistencia de aquellos que peleaban por la liberación y la búsqueda de un futuro que les era negado.

En el plano simbólico, la Guerra Civil fue creadora de gran parte de los simbolos anti totalitarios. Guernica es uno de ellos, pero también "No Pasarán", Buenaventura Durruti (un martir del movimiento anarquista que se extendió a todas las capas como símbolo de la resistencia).










La lucha fue la ultima que enfrentó ideologias tan contrapuestas sin un matiz de gris de por medio. Miles de combatientes de todos los rincones del mundo se alistaron en las brigadas internacionales. Se estima que alrededor de 60 mil brigadistas extranjeros combatieron - con 15 mil bajas- en las filas de la resistencia. Entre ellos asoman los escritores Ernst Hemingway y George Orwell, quienes en Homenaje a Cataluña y Por Quien Doblan las Campanas dejaron por escrito el sufrimiento pero también el amor, la lucha y la esperanza que afloraban en la guerra. El muralista mexicano David Siqueiros también fue combatiente de las brigadas internacionales.

El conflicto además significó uno de los últimos soplos de vida del ideal revolucionario y la posibilidad de cambiar el mundo, por lo menos en cuanto a movilización de un ideario colectivo a nivel mundial. La importancia histórica, política y social de la Guerra Civil Española no solo se entiende en relación al pasado y sus consecuencias en la actualidad. También es un punto de comparación con la situación por la España atraviesa en un nuevo aniversario del golpe de Franco.

El presente de España representa la muerte de las conquistas, de la esperanza que el gobierno de la Segunda República alimentó. Hoy se desmantela el Estado de bienestar que desde la vuelta a la democracia de Felipe González e independientemente de si gobernara la izquierda o la derecha , se había mantenido. Hoy se saca dinero de salud publica, educación, asistencia social para dársela a los bancos. Hoy se despiden empleados públicos y la represión vuelve a ser el centro de la escena político junto con los recortes. Estadísticas señalan que todo el sur español tiene indicadores de miseria mas altos que el resto de los países de la CE. A resguardo, por el momento, el País Vasco resiste, tal como lo hizo desde 1936. Sin embargo, hay cosas que no cambian. Mientras en Francia, Hollande quita subsidios a la iglesia debido a la crisis; España mantiene los beneficios y su monarquía.

El pasado encierra un guiño, un mensaje de esperanza que la muerte de revolución que fue la Segunda República no se resigna a transmitir. Pensar el presente con las esperanzas del pasado. Si, como decía José Martí, cada pueblo lleva consigo su revolución, la española está en los genes de un pueblo que supo combatir -y morir- por ella.

Y si bien la memoria aun debe ejercitarse y reconciliarse con aquellos que, como Garzón, buscan esclarecer los crimines del franquismo, el saldo es positivo. Cuando un hecho queda tan marcado en la memoria, es un hecho que cambia las vidas de quienes lo recuerdan. Ese es el mensaje mas importante que se rescata. ¡Viva la República! hoy asociada con los millones de indignados que buscan un futuro mejor -dentro y fuera de España- con la certeza de que hay que recordar para no olvidar, y soñar.


A José Antón González. Combatiente Asturiano exiliado en 1950, mi abuelo.

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