martes, 3 de julio de 2012

El Oficinista


"Hombres y mujeres completamente normales marchan a diario hacia sus puestos de trabajo en una ciudad arrasada por atentados guerrilleros, amenazada por hordas de hambrientos, niños asesinos y perros clonados, vigilada por helicópteros artillados y bautizada con lluvia ácida. Entre ellos, un oficinista dispuesto a la humillación con tal de conservar su empleo hasta que se enamora y se permite soñar con ser otro. ¿De qué abyecciones es capaz un hombre por aferrarse a un sueño? El oficinista cuenta una historia que pasó ayer, pero que aún no ha sucedido, y, sin embargo, transcurre ahora. No es que el futuro esté cerca, es que tal vez ya pasó. Y nosotros no nos hemos dado cuenta, ocupadísimos como estábamos en cuidar un trabajo, un sueldo, una apariencia. Esta novela encierra una antiutopía, un mundo a lo Ballard, pero también dostoievskiano"

"Viaja comprimido entre hombres y mujeres atontados por el sueño. Apretado entre ellos no precisa colgarse de un pasamanos para conservar el equilibrio mientras el vagón avanza chirriando a toda velocidad en la negrura del túnel arrancándole chispas a las vías. Entre empujones, balanceos, es un cuerpo entre los cuerpos. Vacas hacia el matadero. Futuras reses. Quizá los guerrilleros tengan razón al atentar contra los subtes: es el método más eficaz para terminar con los que no enfrentan su destino".


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