De frente a la pared, X contemplaba e intentaba distraerse contando las manchas que tenía. Vestía saco y pantalón gris; camisa blanca y corbata amarilla y azul en rayas diagonales. X mostraba signos de nerviosismo; manos sudorosas, rubor en las mejillas , pulso acelerado y un movimiento involuntario que le agitaba el parpado izquierdo.
Detrás de X el ruido de los teclados era lo único que se notaba por encima del mecánico silencio del personal. Casi cincuenta personas tecleando al unisono, revisando al mismo tiempo los mismos números, llegando a idénticos resultados: maximizacion de las ganancias.
- Ojalá hubiera descubierto el sinsentido de todo esto antes- pensaba X. - Tantas cosas perdidas, tantas. Para qué?, por qué?. Solo para llenarlos a estos de plata. Una vida de debes y haberes para nada. Nada para mi. Mi tiempo para ellos, para los otros. Para nadie.-
Los ataques de X habían producido un efecto negativo en los margenes de ganancia. Había sido advertido que replantearse cosas era un trabajo para hacer fuera de la oficina. Le pagaban para otra cosa. Dejar los sueños y volcar la imaginación racionalmente en el libro diario le habían dicho.
- ¿ volcar la imaginación en el libro diario?. Por favor! Si lo único que podemos imaginar acá es un lugar mejor donde estar. Tendrían que estar presos por genocidio de ilusiones!, asesinos!
La productividad del área de X trazaba una linea decreciente en el gráfico que la junta directiva analizaba. Se comentaba el efecto negativo que esto podría tener para los negocios. La rebeldía de ese individuo, decían, se podría expandir.
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