jueves, 16 de mayo de 2013

Espacio





Excursion Into Philosophy, Edward Hopper

A H.M., gracias.

Nunca contemplé un amanecer mas triste que aquel, aunque el sol explotando vertía de nácar naranja el río y los contornos de los edificios de la ciudad de pobres corazones que tanto odio. Como imagen estaba desteñida y tenía la falsedad estética de una foto retocada. También amanecen cubiertos de naranja los homeless a los que ella tanto teme. Estoy sentado en una mesa mirando el amanecer por la ventana mientras tomo mate y tengo la cabeza en blanco, no puedo pensar. Ella duerme en el cuarto. Oigo su respiración como si estuviera al lado mio. Me concentro en el salir del sol en un esfuerzo por poder centrar mi mente en algo. La resaca, las preguntas, las respuestas. Mala combinación para acompañar el vacío de la ausencia que va creciendo.

Una pregunta subyace e irrumpe en la escena. Suspiro e intento contestármela a mí mismo, decirla de la forma en la que pensé la respuesta unas horas antes, luego de comer y a pesar de estar desnudos en la cama.

Prosigo con mi monologo interior, el que considero necesario para poder esclarecerme a mi mismo qué es lo que siento, qué es lo que voy a sentir los próximos días cuando la ausencia se haga carne. Extrañamente pienso que lo que mas me gusta de ella es su cuerpo; cuerpo que duerme en el cuarto contiguo. Los cuerpos tienen la extraña característica de la metamorfosis: de un cuerpo individual pueden pasar a ser dos cuerpos en uno; luego pueden volverse objetos y llenarse de extrañeza y cosificarse al punto de no encontrar en ellos rastros de un individuo. Hace tiempo que solamente pienso que me gusta su cuerpo. Aun no sé en que punto de la metamorfosis está.

Suena su teléfono mientras ella duerme y yo miro sorprendido, con rastros del golpetear de la resaca, el primer amanecer que me despierta tristeza en mucho tiempo. Simbólicamente, me digo a mi mismo, estoy en un universo por el que nunca pasé, que es ajeno a mí y que sobrevolé circunstancialmente como esas sondas que para adentrarse en nuevos universos adquieren impulso en el campo gravitatorio de los planetas. Soy un alien, un cuerpo ajeno a este mundo en el que amanezco, y en el que solo tengo unas horas mas de continuidad.

Amor. Deseos, pulsiones, esperanzas; todo eso que puede llamarse amor. Ahora los estoy deconstruyendo en el proceso de pensar. Retomo ciertos hilos de mi pensamiento. En algún momento de esos juegos de búsqueda e imposición de límites, el todo fue reducido al cuerpo. El contacto, las caricias, las sonrisas, los planes, desaparecieron a medida que iba gestándose un cambio, el nacimiento de la incomodidad, el mal humor y el no poder crear, todas cosas opuestas al amor. La irracionalidad de pensar que si el amor es libertad, ponerle limites es amor. Quizás haya sido otra cosa.

La veo levantarse, caminar hacia donde estoy y pienso en por qué siento tristeza. ¿por qué a pesar de mis consideraciones sobre el no futuro de la relación, sobre lo muy diferente que somos, pensamos, hacemos siento que estoy perdiendo algo? ¿o es mi ego el que habla cuando responde que estoy perdiendo algo?. Quizás haya ganado algo, o haya ganado más de lo que perdí. Laissez faire , laissez passer.

Antes de intercambiar las primeras palabras y desayunar juntos, el amanecer y la resaca siguieron su camino en dirección al río Uruguay. En silencio miro por la ventana mientras ella es ella en silencio, como casi siempre el ultimo tiempo. Sigue siendo linda de alguna manera, pero de otra; me siento distante, ya fuera de su universo. Y siento la no fricción del espacio profundo.

El sentir se completa con una caminata en silencio, donde a pesar de caminar juntos cada paso dado nos distancia; el ultimo abrazo y despedida.

0 comentarios: