lunes, 1 de abril de 2013

Ensayo sobre tu cuerpo

Estoy sentado en un parque y el frío viento otoñal mueve las hojas sin sentido. La naturaleza es eso, la belleza de lo incomprensible. Y pienso en ella, que es lo mismo, la misma belleza que emana, lo desahuciada que deja la comprensión. Dejo de pensar, y escribo lo que puedo. Es difícil concentrarse cuando el cuerpo quiere estar en otro lado. Y sueño mientras las hojas caen a mi alrededor.

Sueño un acercamiento violento pero tierno que invade la privacidad de tu cuerpo. Acercamiento desigual a las letras de tu pequeño cuerpo que tan bien lleva todo tu ser; acercamiento tan marcado por la contradicción de lo que no podemos entender sin repasarlo juntos en silencio, mientras la luz da en tu cara; mientras te toco y hago figuras en tu cara y en tu pelo.

La distancia antes inexplorada entre nuestros dedos acaba por acercarnos un nuevo mundo, donde los pensamientos flotan a cada paso que damos por las calles cubiertas de otoño. Entonces te miro, y tu cuerpo ya no es físico. Es de colores vivos que se fusionan, se mezclan para crear nuevas variedades. Pero también tu cuerpo es olor a fragancias no comerciales, inexploradas conexiones que huelen a vida salvaje, incontrolada, fresca; imagino ese olor en la visión de la naturaleza, del recorrido de las nubes a través del cielo, del ruido del agua al moverse por su lecho.

Y aunque yo suelo volar dentro y fuera de mi imaginación, el tacto de tus labios me tiene atrapado en la dulce contemplación; una lectura que me concentra en tus ojos. Vuelve a mí la certeza de que los eventos significativos de la vida son los que involucran dos cuerpos, dos bocas, y los dedos tocándose, buscando al otro con vida propia, incontrolables ya para nuestra razón. Momentos en que la maquina de pensar se apaga, y se enciende la maquina de crear desde lo nuevo, eso no pensado antes; creaciones a base de sentidos, sentir y sensaciones.

Lo que escribo un ensayo sobre tu cuerpo vasto y cautivante; diminuto y suave al tacto. Pero escribo desde un ensueño despierto a la distancia de varios kilómetros, some kind of hapinnes is measure out un miles. Plasmo la letras en una fría pantalla recordando las sensaciones al vernos. Y un dejo de tristeza, un fragmento de realidad gotea sobre mi desde el techo, recordando lo que realmente me gustaría estar haciendo; escribir con mi ser sobre tu cuerpo.

Guardo la computadora y emito un ruido similar a un suspiro. Las hojas caen y el viento sigue soplando, aun sigo sentado y el mundo gira, pasa, mientras los transeúntes andan cargados de rutina.

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