miércoles, 20 de junio de 2012

Interregno

Nada más que un cambio de piezas, un reajuste, solipsismo mediante.(Y no tenés nada para decir; y no tengo nada que contar). Muchas veces las historias comienzan por el final, donde se ven en retrospectiva las hazañas y los pesares. 


Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia, dijo Fitzgerald. El brillo se alcanza en los instantes finales, antes de que el Sol se expanda al consumir todo su combustible y arrase con la vida en los planetas interiores. 

Una tarde como cualquier otra, por un hecho impredecible que pasó inadvertido, se transformó en un suceso para recordar. Imágenes y símbolos; sentimientos e ideas mezclándose que formaron una nueva historia. Los escribas tomaron nota.

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