miércoles, 20 de junio de 2012

Interregno

Nada más que un cambio de piezas, un reajuste, solipsismo mediante.(Y no tenés nada para decir; y no tengo nada que contar). Muchas veces las historias comienzan por el final, donde se ven en retrospectiva las hazañas y los pesares. 


Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia, dijo Fitzgerald. El brillo se alcanza en los instantes finales, antes de que el Sol se expanda al consumir todo su combustible y arrase con la vida en los planetas interiores. 

Una tarde como cualquier otra, por un hecho impredecible que pasó inadvertido, se transformó en un suceso para recordar. Imágenes y símbolos; sentimientos e ideas mezclándose que formaron una nueva historia. Los escribas tomaron nota.

viernes, 15 de junio de 2012

Terapia grupal

Otoño, mate, sol, pasto, Rayuela, Cortázar.

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¿el cambio comienza por uno mismo o es, mas bien, la correcta sincronización del cambio de dos o mas personas?


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La trascendencia de lo efímero se pierde. Solo queda la permanencia de esos momentos que dejan marcadas con manos negras las paredes de nuestro interior.
Mientras todo se define, flota sobre nosotros un aire frío de mañana otoñal. Solo oímos a los pájaros siendo; el contacto único es el que mantenemos.
Una gaviota negra y otra blanca pasan volando sobre nosotros. Es una perfecta analogía de lo somos, de lo que fuimos en ese momento, aves complementarias que vuelan juntas, y el deseo mutuo de que estés acá.

martes, 5 de junio de 2012

Laika


Debo confesar que quizás, y hay grandes posibilidades de que así sea, este delirio haya sido producto de la fiebre que se abatió sobre mi, irrumpiendo violentamente en mi mundo y yéndose tan misteriosamente como hubo entrado. Entiendo que esta aclaración debe hacerse y tomar el carácter de imprescindible para quien lea este fragmento.

No sé en que punto la realidad y la fantasía coexisten. Si el universo es un tejido, un plano que superpone varios niveles, el cruce de los diferentes elementos existe. En ese punto que es la conjunción de todas las redes, los universos del universo, todo se conoce. Es el transito de lo pasajero a lo eterno que dura micromilésimas de segundos. En ese lugar oí hablar de ella la primera vez, aunque, claro está, no lo sabía. Las palabras se me escapaban de la boca con letargo, cansadas, suplicando para ellas mismas permanecer en mis interiores. Figuras de formas extrañas e inimaginables, habitantes de otras dimensiones, intentaban comunicarse conmigo. No podía entender por mas que realizara un esfuerzo tremendo. Al despertarme sentía el cansancio en los músculos y la sensación de que abrir los ojos era un acto que podía hacer yo solamente estando en el lugar del universo que había sido predeterminado para eso. Y me tranquilizaba saber que permanecía anclado a mi lugar. Así se sucedieron las noches de los días y de las semanas.

De día pensaba en esos sueños. No sabía bien lo que eran. Mi primera intención fue relacionarlos con los muchos antecedentes de locura en el seno familiar. El arbol genealógico era fecundo en ramas marchitas y secas, en hojas arrebatadas por el viento de la insanía caídas sobre el piso frío de la ciencia. A pesar de todos estos antecedentes descarté tal posibilidad. Como los hechos sucedían en el mundo de los sueños sin presentar correlato en la realidad, empece a dudar que mis sentidos estuvieran involucrados en tal levantamiento contra la razón. Si los sentidos me pertenecen, puedo dominar, crear y destruir a mi antojo lo circundante. Puedo ser amo y señor de mi lógica y de mi razón. Así descarté mi propia locura.

Con el correr de los meses los sueños seguían apareciendo exactamente en la misma frecuencia, generalmente cuando ya llevaba durmiendo algunas horas. Como yo era por esos entonces una persona decididamente rutinaria, siempre me iba a la cama a la misma hora. Por eso los sueños siempre se manifestaban en una franja horaria que logré estimar entre las tres y las cinco de la mañana. Primero aparecían dos gatos que llevaban un trineo atado a sus rabos. Uno blanco y el otro negro. Luego se perdía toda referencia a los visual y lo real del sueño se posicionaba sobre el olor. Aroma a selva, a mar y a polo extremo y distante. Después aparecían figuras, colores y sensaciones que no encuentro forma de describir. Se algún idioma, o todos, tienen las palabras que se me decían, los olores y las visiones que se me regalaban. Pero no es mi intención extenderme tanto explicando lo que sentí. Pienso contar, entonces, lo que sucedió la noche que cambió para siempre el sueño.

Con una linealidad precisa soñé siempre lo mismo durante seis meses en los que mi salud física se deterioró a raíz de dormir poco y mal. Sin embargo una noche el sueño cambió. Yacía sentado en una loma. Detrás el pasto estaba prolijamente corto y un aire floral y liviano, suave como el de la primavera se contorneaba a mi alrededor. Divagaba perdido en el mundo de mis pensamientos cuando algo llamó mi atención. Donde la loma adquiría su punto descendente había un pequeño lago de agua calma. El sol brillaba con fuerza sobre el celeste del agua. Camine hacia el espejo que formaba el lago y me detuve. Busqué sombra bajo un sauce cuyas hojas bucleadas rompían el equilibrio inerte de la superficie. El roce sensual del sauce y el agua me erizó la piel. Era la naturaleza en pleno acto de seducción. En mi sueño me dormí profundamente. Me desperté al sentir los besos de una mujer que me abrazaba y caminaba mi cara con sus labios. Sus dedos pequeños le cubrían la cara, no podía ver quien era. Me deje llevar e hicimos el amor bajo el sauce. 

Ella durmió mientras yo la tomaba por la cintura. Sentía su respiración , sus pulmones llenarse de aire y exhalar perfume. Su espalda chocaba contra mi pecho en cada mutua respiracíon. Mientras dormía yo le acariciaba las mejillas. Sentí curiosidad por ver quien era, pero no tenia rostro. Era una cara redonda sin nada, un espacio en blanco para completar con elementos de mi memoria emotiva. Sobresaltado dí unos pasos hacia el lago, caminando de espaldas al agua. Al girar sobre mis pasos vi mi reflejo, mi propia cara. También era un circulo vacío para ser completado por alguna memoria emotiva. En ese momento me desperté.


Nunca volví a soñar nada mas. Ni los sueños donde aparecían criaturas multidimensionales, ni donde era un ser sin rostro junto a una mujer igual, bajo un sauce que coqueteaba con el agua. Escribiendo mis sueños logre identificar un nombre. Cada ser que me hablaba emitía un ladrido, cosa que debí entender desde el principio. Haberlo hecho hubiera simplificado mucho las cosas. Busqué en diferentes idiomas palabras que pudieran significar ladrido, ladrar, aullar, etc.


Contemplándome desde el punto que es todos los puntos y es la eternidad de otra de mis vidas, entendí lo que eso significaba en mis sueños. Laika es, en ruso, la que ladra. Laika va, es , en castellano, el lugar de los sentimientos. Donde estos son ladrados en aires multicolores, aromas deliciosamente caóticos y sonrisas que opacan al sol. Laika tiene que seguir escribiendo para que estos universos, el mio en ellos, sigan existiendo.


domingo, 3 de junio de 2012

Mar



Pura alegría, nunca tristeza.


Que los vientos que soplan nos lleven sobre el mar. 


Que veamos la noche desde dentro y los focos y faros desde lejos.


Que el brillo de las estrellas sea solamente tu sonrisa.


Que tu espuma me cubra y que tu cuerpo me lleve a la costa.


Sos vida. Te miro mientras te movés, te oigo respirar.


Cuando estas lejos me queda tu recuerdo,


Y la promesa fantasía de que estemos juntos otra vez.


Arena que atestigua los pasos, viento que recorta la figura.


Imágenes de un mar, de un cielo, de dos estrellas.

sábado, 2 de junio de 2012

Mudanzas

Tres fantasmas nocturnos caminan por un valle alumbrado por la luna. Se desconocen, se niegan e intentan en vano separarse. Sentir, pensar y ver son inseparables.
Razón, sentimiento y sentidos viven en un monoambiente que desde un tiempo les queda chico. Les gusta el campo, el sol, la noche y las estrellas, tomar mate al amanecer, los perros y el insoportable ruido de la nada, recordar que del mundo se va como se vino. 
Tienen que ponerse de acuerdo y ser nuevos inquilinos. Buscan lo mismo. 
Despiertos son tres pasajeros de un tren que avanza por el sur. Miran la nieve, los lagos y la gente. De noche, luego, hablan entre ellos y coinciden. Están de acuerdo, quieren.