miércoles, 3 de marzo de 2010

Tomemonos un tiempo astral

Un día el Sol discutió con la Luna. Milenios y milenios de convivencia pesaban sobre las espaldas del dios de la vida. La Luna, ternura femenina, muchas veces indecisa e insegura, rompió el silencio: confesó que había tenido aventuras con Júpiter, con Marte y con su amiga Venus, prima lejana del astro rey.
El Sol enfurecido por la traición, herido en su orgullo de centro del sistema solar, escupió verdades: por sus largos brazos había pasado Europa. También Miranda y Pandora. No dijo nada de Caronte, Titán y Fobos. La Luna lo sabía, sus damas de compañía, algunas de las estrellas más cercanas, se lo habían contado.
La noche de la pelea el universo se estremeció por primera vez. El Sol enfurecido maldijo a su esposa y la condenó a vagar sin más luz que su pálido y triste rostro salpicado de cráteres, ojeras y demás marcas de violencia solar.
La Luna quedo triste, de ahí en más quedo sepultada en la condena de no ser reconocida. De ahora en mas sería un cuerpo errante a la espera de ser aceptaba por algún punto del cosmos. Nunca recibiría nombre propio, seria simplemente un denominador. La Luna sería una luna condenada al olvido.
Pero antes de irse cerró un pacto con quien fuera su más fogoso amante y confesor, Venus. Ella y dos amigos, Marte y Mercurio encadenaron al Sol mientras dormía y juramentaron que iban a dar la vida si con eso evitaban que siguiera haciendo de las suyas, hiriendo a otras como Luna. Así pago Venus por las noches de fuego y alegría que Luna le había dado en secreto. Así pago el Sol, quedo atrapado para siempre al flanqueo de sus guardianes. Venus y Luna tuvieron su último encuentro. Luna ya había sido tentada por un pequeño planeta azul, Minerva. Luna dejo a Venus pero fue una despedida de dos amantes felices por lo vivido y no tristes por lo que se perdieron. Minerva recibió a su amada con los brazos abiertos y le dio un lugar a su lado, protegiéndola de los peligrosos intentos de dañarla que el Sol desde su encierro irradiaba.
Luna sale a pasear con Minerva cada vez que su ex esposo duerme incomodo en su mazmorra. Son muy Felices.

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