1
El pasado es
prologo (Munich, 1952)
Cada sociedad en cada momento
histórico está regida por un complejo mapa de leyes. Estas leyes
pueden continuar, modificarse, o ser descartadas en largos procesos
de transición. Sin embargo, son tan presentes y poderosas como para
marcar el ritmo de nuestras vidas como las estaciones del año. Me
atreveria incluso a decir que están tan presentes como el Tiempo.
Estas leyes adquieren reificación,
se consolidan como parte de nuestras vidas como individuos conforme
somos parte de una cultura ( Tiempo y Valores) determinada. Su fuerza
radica en su flexibilidad para estar en constante transformación, en
poder adaptarse y dar un marco a los cambios, producidos por ejemplo,
dentro del campo de la moda o el gusto. Pero siempre “legislando”
sobre la obligacion de llevar alguna ropa.
Pero, así como la vida es una
contradicción dentro de otra, este ensayo posee también una
exegesis. Quedara a juicio del lector si se trata de una
contradicción dentro del modelo de superacion hegeliano, o es , por
el contrario, carne muerta en el cementerio de las ideas de este
siglo. Las leyes son aparte de flexibles, mutables, permanentes, y en
algunos casos, acompañan un modelo societal desde que este se
origina hasta su reemplazo.
Fue Georg Simmel quien en Teoría
Sobre el Dinero dijo que el dinero, que es un producto del hombre,
había escapado a su control, sometiendo al creador a las reglas de
un juego que podemos llamar capitalismo. Simmel en este caso parece
tener una influencia marxista. Su formulación puede ser interpretada
como un proceso parte de lo que Marx llama alienación del hombre.
En la génesis del capitalismo hubo
hechos que conforman la base del derecho mas importante que rige en
la sociedad moderna: el derecho a la propiedad. Propiedad privada,
que se encuentra (por mas doloroso que sea) por sobre el derecho a la
vida. Quiero decir con esto que dentro de las leyes que llamamos
cultura, hay un espacio importante que es novedoso en tiempos
historicos, pero que a pesar de su infancia tienen la mayor
incidencia sobre nuestras condiciones de vida (Alexis de Tocqueville:
Libertad o Igualdad).
Particularmente creo que las
decisiones del ámbito político están subordinadas al económico.
Si esto no es así desde hace 200 años, lo sería por lo menos
desde mitad del siglo pasado. Entonces, en un mundo monetarizado,
regulado, legalizado por los dictados de la ultima gran aparición en
el campo de las Ciencias, es necesario rastrear la genealogía de
esas ideas (o mitos fundantes) que aparecieron en el siglo XVIII, ver
sus correlaciones con las que ahora, herederos de aquellas, siguen
gobernando a los hombres que se contentan con haber creído alcanzar
la libertad.
Estimado lector, espero que el libro
de mi colega A. Kondratiev pueda ayudarlo a entender la esencia de
esta epoca, tan al fuego de las armas marcada, no en defensa de un
ideal, de la vida, si no por un puñado de dolares.
El pasado continua en el futuro;
desde siempre.
Viktor Tupolev.
Luego de estas
paginas que sirven de prologo al libro hay una dedicación, hecha con
manuscrita:
Amor,
espero que disfrutes de este libro. Te quiere, Lenina. Munich, 1952.
*
El
libro en si, es una edición personal de ensayos del economista ruso
Kondratiev, quien es recordado por haber identificado caídas y
repuntes cíclicos en la economía mundial. Hoy en día ya no
representa una clave para los economistas sean estos ortodoxos o
heterodoxos. Lo leí en dos días, mientras veía el otoño hacerse
invierno por la ventana de mi habitación.
Hay
veces que el destino teje una maraña interesante, que solo puede ser
entendida vista en retrospectiva. Tanto las palabras, como las
acciones, se cargan de una luz distinta a medida que pasan los años.
Y los libros y las fotos son los testigos mudos que nos recuerdan
estos hechos. Mientras terminaba de leer, una nostalgia inexplicable
me sugería algo, pero el aguanieve de principios de enero que oía
desde mi estudio desviaba mi atención. Así que termine el libro con
la sensación de que era uno de tantos otros.
Cuando
iba a devolverlo sentí curiosidad. Así como la nostalgia que me
invadió mientras lo leía, una curiosidad desmedida se apoderó de
mi. ¿ Quien era Lenina? ¿ A quien le dedicaba su amor? ¿Qué fue
da las vidas de las personas por cuyas manos pasó este libro? ¿Como
llegó a la biblioteca de un agreste pueblo irlandés? A fuerza de
mis años, aprendí que cuando el deseo irrefrenable despierta de la
nada, solo se puede hacer una cosa, seguirlo. Quizás, lo único que
nos depara el futuro, la única certeza antes de la muerte, es la
conciencia de que todos los hechos están interconectados. En ese
libro que tenia en mis manos había algo más. Y no estaría siendo
justo para con el destino negar lo que sentía.
Ese
nombre, Viktor Tupolev. Se que leí ase nombre en alguno de los
libros de mi biblioteca. Pero no recuerdo en cual.
2
El
futuro está escrito (Igushtia 1966)
El viento congela los dedos y la punta
de la nariz. Solo unos pocos hombres se atreven a salir hoy. Según
oímos en la radio, es uno de los días mas fríos del año y un
frente de aire congelado avanza desde la frontera de Georgia. Nuestro
guía, Piotr, nos pregunta si en verdad estamos dispuestos a realizar
el viaje. Le decimos que si, y, con aire de resignación, Piotr bebe
vodka y gesticula negativamente.
Volamos desde Moscú a Georgia y estamos ya en Igushtia, una pequeña región desconocida en medio del caucaso. Es una Chechenia a menor escala, que no aparece en los diarios, no genera ventas, no merece la atención y por eso la vida de las personas vale menos que otras partes del mundo. Aquí el conflicto también adquiere tintes religiosos, siendo los musulmanes perseguidos al igual que en muchas ex repúblicas soviéticas. Sin embargo, los buscadores de noticias nunca tropiezan con el nombre Igushtia. Ni siquiera nuestra presencia aquí tiene que ver con la guerra.
A pesar de que la situación es mas estable ahora que hace 15 años, cuando estalló el conflicto en medio de una atroz crisis económica - 20 % de la población murió por falta de alimento y gas - una calma tensa y pegajosa, húmeda como el calor del trópico, flota en el aire.
Recorrer las calles nos genera un sentimiento de vacuidad, de ser seres inhumanos. Desolación , falta de esperanza, la absurda muerte de banquete, enfermedades y niños muertos o muriendo tirados en las calles. Pequeños cuerpos convertidos en estatuas de hielo que nos recuerdan lo miserable de nuestra condición. Y silencio. Mucho silencio y un viento que nos cala los huesos. El silencio que nos permite decir que la salvación de algunos depende de la moda de otros.
Los pueblos alemanes tienen una
expresión para referirse al espíritu de una época. Llaman
zeitgeist al conjunto de representaciones de dan contexto a la vida
de las personas, las situaciones. Se podría decir que es un inmenso
tablero donde las circunstancias de la Historia, sociales e
individuales son puestas sobre la mesa en el juego de la vida y la
continuidad de cada tiempo histórico.
En clave marxista el zeitgesit es la
superestructura que ordena y limita, constriñe y habilita, la vida
de lo social. Pero, no solo los pueblos alemanes son fuentes de las
que voy a nutrirme. En la idea de espíritu , ronda como un fantasma
la concepción acerca de la vida, la muerte y la continuidad que los
pueblos asiáticos, budistas por sobre todo, tienen sobre la
reencarnación y la continuidad perpetua de una existencia original.
Las
dos ideas se conjugan en otra. No es un zeitgeist que muerto da paso
a otro, es la continuación de uno, reciclado, que conserva los
rasgos del anterior. Y puesto que esto es así, también la vidas de
las personas es un continuum que se inmortaliza en puentes invisibles
a través de las ideas de una época a la otra. Y también esto nos
posiciona en lugares ya recorridos por otros en otras partes y otros
tiempos. Quizás pueda ser difícil entenderlo, pero nuestras vidas
no son originales en ningún punto. De hecho, para que podamos
comprender lo que suceder alrededor nuestro, debió pasar
(in)anteriormente...
3
El
editor. (Berlin oriental, 1978)
Una mañana calurosa
y con una humedad tal que se podían ver las gotas de agua serpentear
en al aire, estaba desayunando frente a Alexanderplatz.
Ahora la plaza volvía recuperar la calma perdida, Berlín oriental
toda lo hacia. Policías con uniforme de la República Democrática
Alemana dejaban ver los AK 47 que portaban, cuyo metal emitía
brillos fulgurantes. Fuera de ese detalle, la vida iba retornando a
su ritmo habitual. Siempre me gustó Berlín, mucho mas ahora que la
contemplaba ociosa como despertándose de un sueño reparador la
noche previa. Es una de las pocas ciudades que me despierta
sentimientos. A pesar de lo tenso del ambiente, el ir y venir de los
guardias y la lucha contra las necesidades diarias y la
racionalización soviética, la gente se ve tranquila. Va y viene en
otro tempo que del lado occidental. Es verdad que aquí las carencias
son otras y , quizás al no tener la cultura occidental mediando, son
mucho mas notoriamente desesperantes. Pero quienes llevan adelante la
vida a conciencia de que las necesidades elementales son pocas,
parecen vivir a gusto de este lado del muro. Estaba en Berlín
mientras realizaba una investigación sobre la influencia de los
aportes científicos de Goethe. El romanticismo decimonomico había
realzado su ser como escritor, pero en sus obras, particularmente en
el Fausto, había pasajes oscuros, simbología que no era la misma
que compartían los románticos escritores de su época. También
hizo aportes en el área de la teoría de los colores , cuyo presente
se volvió la base para la televisión y otros aportes filosóficos.
La forma de pensar de nuestra época le debe mucho. Fue un pensador
clave, de una filosofía romántica mucho mas aplicada a la vida que
la de Hegel o Kant. La filosofía de la belleza, el amor, y el sentir
de nuestro tiempo se debe a él. Hoy impregnada aun de ciertos dotes
moralistas o idealistas en extremo consecuencia de la mala lectura e
interpretación. Fue, en definitiva, esencial para es zeitgeist que
nos traspasa los poros y se aparece en nuestros productos culturales.
Mientra veo como se
desarrollan las actividades diarias, las transacciones
principalmente, entiendo que todo puede dividirse en consumidores y
productores. Somos parte de una sociedad binaria, y quizás esto
afecte todas nuestras decisiones. No es una reflexión del todo
optimista, pero es lo mejor que se me ocurre esta mañana. Debía
encontrarme Lenina Yeats para nuestro habitual café cada vez que
visitaba Berlín, sin embargo llevaba una hora de atraso y algo
punzante e inquisitivo me decía que no iba a venir.
Luego de pagar el
café e intercambiar una sonrisa con la mesera, sentí sobre mí los
dedos del destino. Extrañamente siento cada vez mas que no puedo
hacer otra cosa mas que continuar sin saber para qué o hacia donde.
Lenina sabría qué decir, pero no llegó.
Camino y mis zapatos
resuenan sobre la piedra de las veredas, un empedrado que tiene mas
de 200 años y permanece ahí, siendo de soporte para mis pasos
perdidos. Una ventana se abrió rápidamente en mi pecho y me dejó
ver algo del interior. Lenina no había ido, supe al extrañarla que
estaba enamorado de ella. Saqué el paquete de cigarrillos, no puedo
evitar reírme pensando que soy la representación del fracaso, un
hombre gris que fuma mientras el eco de su soledad agiganta el ruido
de sus pasos. Una imagen que, siendo editor, vi en los textos de mis
clientes miles de veces. Soy ahora un personaje de una mala y poco
original novela.
Entre gárgolas de
piedras, calles estrechas y alemanas que me miran, intento perderme,
pasar desapercibido mi ser adentrándome en un libro que me
prestaron. Mientras un profundo dolor de cabeza, el dolor de la
razón, no me deja leer con la concentración debida, permanezco
sentado. Miro el cielo, veo como corren las nubes y me olvido del
dolor de cabeza. Bajo mi vista hacia el libro entre mis manos y sigo
leyendo:
Cada
sociedad en cada momento histórico está regido por un complejo mapa
de leyes. Estas leyes pueden continuar, modificarse, o ser
descartadas en largos procesos de transición. Sin embargo, son tan
presentes y poderosas como para marcar el ritmo de nuestras vidas
como las estaciones del año. Me atrevería incluso a decir que están
tan presentes como el Tiempo.
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