martes, 14 de julio de 2015

La invención de la cama.


La cama vacía y desordenada es un paisaje con relieve propio. Es un mundo donde geógrafos podrían medir con exactitud la extensión de sus planicies o la altura de sus picos. Esos pliegues son imágenes del pasado.

La cama se popularizó tardíamente. En el siglo XIX en Inglaterra aún se podía ver gente durmiendo sobre paja. Ocurría en Londres, capital del imperio británico y cuna de la revolución industrial. Hay que esperar al siglo XX para contemplar la explosión de las camas.

Una imagen icónica de la cama es la de John Lennon y Yoko Ono acostados con el ventanal de fondo y las pancartas que dicen "Bed Peace". Lennon tiene la barba crecida. Pensaban que se podía hacer la revolución desde la cama. Lennon, un violento y misógino egocéntrico, planteó la revolución del amor y la posibilidad de cambiar el mundo. ¿Qué sería de la Historia sin esas contradicciones deliciosas?. Así y todo no pudo cambiar ese guiño trágico de la historia llamado destino, y tuvo una muerte violenta.

Luego de disparar cinco veces contra Lennon, Mark Chapman se sentó en el cordón de la vereda a leer. Leyó pacientemente hasta que la policía lo encontró, ahí, casi junto al cuerpo de un agonizante Lennon. Leía El Guardián Entre el Centeno, de Salinger. El libro estaba firmado por el propio Chapman haciéndose pasar por Holden Caulfield, su protagonista. Lennon nunca pudo hacer su "Bed Peace" pero la muerte lo convirtió en un personaje de culto.

Estoy acostado leyendo un libro de Salinger, todo se entrecruza. No tengo mejor idea que poner Plastic Ono Band y jugar con una madeja de posibilidades y guiños que se encuentran en esa combinación de pequeños aportes temporales. El mundo está hecho de esos aportes que no tienen relación causal, pero que en retrospectiva le dan sentido a realidades múltiples. Las historias y las vivencias comienzan por el final. Adquieren sentido en el instante en que se les pone un punto. De ahí para atrás todo es construcción de sentido. Algo parecido a lo que pensaba Lacan del lenguaje.

Fumo. Fumo como punto final de una historia. El punto rojo que dibuja la lumbre de mi cigarrillo es una representación simbólica. Afuera de mi departamento, pasa una ambulancia apurada esquivando autos con otra historia, otro punto. Pienso en los miles de escritores que buscan tema. Siempre en todos lados hay una historia esperando a cerrarse para ser contada. El mérito del escribiente está ahí, en saber encontrar el momento en que la historia se cierra y se abre al mismo tiempo. No creo que lo central sea la forma en la que se construye una historia. Ni siquiera un lenguaje más o menos refinado, ni la construcción de los personajes, nada. Una buena historia es la que espera agazapada a ser contada. Está en algún lugar, entre la oscuridad, donde mejor crece, aguardando ser vista en el momento en el que se cierra. En estos casos el escritor debe sumergirse en las tinieblas como Conrad: el viaje final e iniciático a la vez, Kurtz y Marlow y las hilanderas del destino.

La primera vez que escribí algo que me hizo sentir conforme fue un homenaje a El Corazón de las Tinieblas. Mi cuento se llamaba Las tinieblas del Corazón y era un relato corto sobre un belga en asentamiento al costado del río Niger. Bertrand escribía, por supuesto, y se despedía de un amor no correspondido, por supuesto, en el contexto de la descolonización de África y la hostilidad de los franceses del destacamento. Al final del cuento escribe una carta y luego de despacharla camina de noche hacía la espesura de la selva. Ahí termina el cuento. Cerraba con la hostilidad del mundo de la década del 50 en África y la expulsión de ese mundo de un hombre, que, sin embargo, se va por falta de amor. El espacio que dejamos una vez que nos vamos del mundo queda vacante. Nadie lo ocupa, solo existe el vacío. Sin embargo el mundo sigue funcionando y la gente sigue viviendo. Los franceses del destacamento del Niger siguieron su vida para ver la independencia del país y tuvieron que exiliarse o permanecer bajo ciertas condiciones. Pero el mundo siguió girando y la corriente del Niger permaneció oscura y llena de sedimentos que cargaban pasado.

Al momento de morir, a los 87 años ya no tenía recuerdos. El Alzheimer había socavado su memoria. Años más tarde una calle fue bautizada con su nombre. Las prostitutas que tanto había amado eligieron esa calle para mostrarse y lo hicieron volver de la desmemoria. Isaac Singer, víctima de Alzheimer amante y amado por prostitutas escribió "cuando un hombre y una mujer se besan es el comienzo de un asunto espiritual, no solo físico. La cama no es más que la continuación horizontal de una conversación". La cama, invento maravilloso que conjuga sueños, música, libros y amores, fue un invento tardío popularizado recién en el siglo XX. La cama desecha que miro dejó trunca una revolución. Huir y refugiarse en la cama sigue siendo uno de los mejores planes en un mundo sin sentido donde no hay selva a mano para escapar. Bukowski decía que la cura para todo mal era pasarse días enteros en la cama. Estuvimos más cerca de la revolución de lo que nunca imaginó Lennon.

Apago el cigarrillo. Punto.