lunes, 11 de mayo de 2015

Exposiciones

El sábado pasado tuve que presentar un libro en la Feria del Libro de Buenos Aires. El libro es Pampeana de Paula Weigel, un compendio de poesía y relatos. Como estaba tan nervioso por hacer la presentación, escribí. Al momento de tener que presentar, leí:

Definir qué es la literatura es algo que escapa a los límites. A los personales y a los de este pequeño espacio. Quizás también sea el esfuerzo por intentar definir eso que no tiene definición. Por eso no voy a detenerme en ese punto. Solamente me gustaría decir que no sería posible que existiese una obra literaria sin la conjunción de dos factores: individuo e historia.

Por el lado del individuo, es éste quien articula las letras, le da sentido a las frases, esas que nos conmueven y con las que nos sentimos identificados. Es, en definitiva, el autor quien nos habla como persona, como un otro con el que compartimos momentos.

El otro factor, la historia, aunque es discutible usar la palabra historia -quizás exista alguna que recorte más el significado que busco- también podría decir la cultura, lo social, el tiempo. Es este factor el que entrelaza las vivencias individuales, lo subjetivo de la forma de escribir con los temas de interés, con los temas de una época.

La literatura está entre dos áreas, sin ser plenamente una o la otra. Está entre ficción y realidad. Creo yo que la poesía profundiza aun más esos caminos. La poesía es, en cuanto a profundidad, más sentimiento puro que la literatura en prosa; pero a la vez también es en donde se manifiestan profundamente los temas de una época, de una sociedad y de un contexto. Por eso es la herramienta predilecta para ver el mundo de otra forma, y darle formas diferentes a la realidad.

Quien escribe desde una infancia en La Pampa, lo hace incorporando la identidad del lugar donde crece. Incorpora también las emociones y sentimientos que se obtienen de ese lugar y los recuerdos.

La Pampa, los ríos, la música, la lucha de las mujeres contra la instalada violencia de género y el rescate de una identidad personal que es inseparable del Atuel, las plazas y la familia.... no son solo cuestiones que Paula comparte con nosotros, sus lectores, sino también es una forma de posicionarse frente y con el mundo.

Lo hermoso de la poesía, y de Pampeana como obra, es que podemos ver a través de nuestra interpretación qué es eso que marca y que sirve de guía a una autora que está presentando su primer libro. Y como rescata Paula en el epígrafe de Pampeana, citando a Lacan, la poesía nos introduce en un mundo diferente y nos da las herramientas para hacerlo nuestro también.

Pero Pampeana no tiene solo poesía que rescata el valor de otro mundo y otras dimensiones. También tiene textos, relatos que son crónicas de lo cotidiano, de la experiencia de momentos vividos en Santa Rosa.

La elección de los títulos y las secciones de los libros hablan. Dicen muchas cosas de su autora. Mucho más en el caso de que no hayan pasado por la gran maquinaria de la industria. La mejor impresión que pueden llevarse de Paula y de su libro la dan, por ejemplo las secciones que lo componen: las poesías y textos de SANGRE Y TIERRA y de DESAMORES; y también de PORTEÑA PAMPA y PAMPEANA ES MUJER.

Son cuatro ejes los que encuadran este libro y los que Paula eligió para compartir. La elección siempre tiene una parte consciente y otra que no lo es. Hay cosas que ella nos cuenta; y otras que estamos obligados a descubrir, como cazadores ocultos en los parajes de La Pampa.