jueves, 9 de abril de 2009

El martes 31 de marzo falleció el Dr. Raúl Alfonsín. Con el se fue una forma de hacer política, de ver al Estado y de enfrentar los problemas sociales.
Caracterizado como un idealista político, el legado de Alfonsin perdura en el tiempo. La democracia que hoy tenemos se la debemos en parte a su figura.

El legado más importante que nos dejo fue la democracia. Fue su gobierno el que impulsó la puesta en marcha de un proceso en su tiempo único en el mundo: el juicio a las juntas. Hasta ese momento ningún gobierno civil había llevado a la corte a militares que se habían levantado contra un gobierno constitucional. Esa contribución a la Justicia y la Dignidad que se habían perdido tras idas y vueltas de gobiernos democráticos débiles y títeres y su alternancia con gobiernos de facto, y que garantizó la vuelta y la permanencia de la democracia es el reconocimiento más grande de su trayectoria como presidente, cuyo legado permanece.
Pero además de poner la piedra base para el mantenimiento de la democracia juzgando a los militares y paramilitares que cometieron crímenes de lesa humanidad, su estilo de hacer política, su pasión nos dejo la muestra de ejercicio democrático más grande de los últimos años. La conciliación de las decisiones políticas con los partidos, sindicatos y organizaciones, las consultas populares, la imposición muchas veces de la voluntad general sobre el deseo personal hicieron que su presidencia mostrara que es posible hacer de la democracia un instrumento aun mas democrático, porque el obró basándose en el ideal de que la acción concertada de un pueblo es mas legitima que cualquier acto en solitario de un gobernante.
Su visión sobre el Estado al servicio de los problemas del pueblo se vio reflejado en las políticas sociales que implementó: Plan Alimentario Nacional, Plan Nacional de Alfabetización y plan de impulso a la industria nacional. Muchos de los frutos de estos planes se vieron después de terminado su mandato. Por ejemplo el censo de 1991 vio reducido el analfabetismo de 6,1 % en 1980 a 3,1 %. Su punto central en el ámbito social fue emprender una reforma cultural que reinstaurara el respeto por los derechos civiles, la tolerancia y las libertades públicas que habían sido negadas por los anteriores gobiernos inconstitucionales.
Era considerado un ser político de estilo campechano y compadron porque sus formas ya eran obsoletas para las nuevas generaciones políticas que negaban la participación del Estado como regulador y centro de debate y participación publica y que luego tomaron a la democracia en su parte formal, reduciéndola al solo acto de votar. Alfonsín demostró que la democracia puede ampliarse aun más. Enseñó que lo mas valioso que podemos tener es la libertad de participar y discutir ideas en un ámbito igualitario y de respeto en donde el presidente se coloca al servicio de un pueblo y que el consenso es posible y pemite el fortalecimiento de las instituciones, tal como nos señala la continuidad del sistema republicano hasta el día de hoy.