domingo, 15 de febrero de 2009

Julio Cortazar



Julio Cortazar, entrevsitado por Martín Caparrós.
Diciembre 1983



"Tengo la impresión de que al pueblo argentino se le ofrece una oportunidad única, después de las elecciones, de iniciar un camino de ascenso, de salir del pozo. No sólo es una oportunidad única, sino que voy a decir algo que no me gusta decir pero no tengo otro remedio: creo que es la última oportunidad que tenemos, y que si la perdemos –dado el estado de quiebra tanto económica como ética en que ha caído el país–, los resultados pueden ser catastróficos. Los civiles tienen su destino en sus manos. ¿Qué significa eso? Significa por ejemplo que el trabajo del gobierno se cumpla, no en un clima de unión total porque eso es inconcebible, pero que las oposiciones sean constructivas. Que sean oposiciones críticas –todo poder necesita críticas, porque si no cae poco a poco en el cesarismo–, pero críticas desde adentro, constructivas. Un poco como sucede en la lucha revolucionaria, donde una cosa es criticar lo que pasa en Cuba o Nicaragua –como yo hago todo el tiempo, pero desde adentro, siendo solidario– y otra muy distinta hacerlo desde afuera para destruirla".

–Hablás de trabajar y criticar desde adentro, o sea desde la democracia. ¿En qué medida te parece viable el camino democrático, considerando que tus opciones políticas han ido por vías más revolucionarias?

"Cuidado con eso, porque en primer lugar me parece que la noción de revolución no es en absoluto exportable. Yo pienso que las ideas revolucionarias se van abriendo camino, pero que cada país tiene su estructura propia y puede llegar a la revolución por caminos totalmente insospechados, pasando por ejemplo por etapas democráticas de progresivo avance socialista. No porque yo apoye a la revolución nicaragüense voy a pensar que aquí habría que seguir ese modelo, sería demencial. Nada asemeja a ese pequeño país tropical con este gran país de corte europeo. Desde luego, mi último ideal es la revolución, un cambio total de las estructuras, porque sé muy bien que las llamadas democracias de América Latina son democracias burguesas, en las que las desigualdades sociales siguen existiendo y el control sigue estando en manos de la oligarquía, del poder económico, como el caso de México. El capitalismo hace el juego de la democracia y es un juego útil para nosotros, porque comparar las juntas militares de la Argentina con la democracia es pasar del infierno al paraíso, pero bueno, como yo siempre sospeché que el paraíso está lleno de defectos, también pienso que la democracia tal como la sentimos aquí no puede quedarse en ella misma, sino que tiene que ser una puerta que se va abriendo a una evolución más amplia, evolución que pueda eventualmente llevar a una revolución".



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